“Para encontrar a Dios, entonces, debemos perder a Dios –por lo menos nuestras primitivas ideas e imágenes de Dios-. El desapego de estas imágenes familiares será doloroso, para nosotros individualmente y para la comunidad de la que formamos parte. Es un nivel muy profundo de nuestra psique el que está siendo transformado. Aún para la persona no religiosa existirá el dolor de sentir que está perdiendo alguna clase de Dios familiar y seguro. Tanto el dolor como la alegría acompañan el descubrimiento del misterio vivo, ya que los ídolos que debemos romper, están fuertemente entretejidos con las imágenes que tenemos de nosotros mismos.
El sentido de separación de Dios, no obstante, es necesario para la individuación espiritual. Es particularmente dolorosa y confusa para la gente religiosa. Su primera percepción del Reino, puede parecer menos un descubrimiento de Dios, que una pérdida y un rechazo sacrílego del Dios que alguna vez nos fue entregado con tanta seguridad. Pero a través del terrible vacío de ausencia, Dios es descubierto en el asombro de la pura presencia. Lentamente nos damos cuenta que perder la imagen, es el prerrequisito para descubrir el original. Perder nuestro rumbo es la verdadera forma de buscar a Dios. Esta verdad sobre la visión de Dios, revela otra ley que tal vez ni siquiera seamos conscientes de estar obedeciendo: que para encontrar nuestro verdadero Yo primero deberemos perder nuestro ego. Para profundizar una relación debemos renunciar a la otra. La ausencia entonces, imperceptiblemente se transforma en el misterio de la presencia. Finalmente, nos damos cuenta que la ausencia de Dios es solamente el fracaso de nuestros poderes de comprensión para alcanzar la verdadera presencia de Dios.
Laurence Freeman.
GRACIAS
ResponderEliminarUn abrazo eterno Paula.
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