jueves, 24 de noviembre de 2011

El UNO.

Entonces no había lo que es, ni lo que no es.

No había cielo, ni alturas más allá del cielo.

¿Que poder había?, ¿Donde?, ¿Quien era ese poder?, ¿Había un abismo de aguas insondables?.



Entonces no había muerte, ni inmortalidad.

Señales no había del día o de la noche.


El UNO respiraba por medio de su propio poder, en la paz infinita.

Solo el UNO había; más alla nada existía.

La oscuridad se hallaba oculta en la oscuridad.

El todo era fluido y sin forma.

Allá dentro, en el vacio, surgió el UNO por el fuego del fervor.

Y en el UNO surgió el amor: El amor, primera semilla del alma.

La verdad de esto la hallaron los sabios en sus corazones; buscando en ellos con sabiduría, encontraron ese punto de unión entre el SER y el NO SER.

¿Quien conoce la verdad?, ¿Quien puede decir cúando y como surgió este universo?, ¿Los Dioses son posteriores a su comienzo; por tanto, ¿Quien sabe, pues, de dónde procede esta creación?.

Solo ese Dios que ve en las alturas celestiales: solo él sabe cúando surgió este universo y si fue hecho o creado.

Solo el lo sabe, o tal vez no.

Rig Veda X.

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